Los sistemas de electrólisis salina mejoran la calidad del agua de la piscina en un ciclo cerrado totalmente automático, sin necesidad de manipular productos químicos y simplificando las tareas de mantenimiento.

La forma tradicional de tratamiento del agua de una piscina consiste fundamentalmente en la adición de cloro en cualquiera de sus formas comercialmente disponibles. Con un sistema de electrólisis de sal se evita la adición de estos productos al agua, pues genera el cloro necesario a partir de la sal disuelta en el agua. La sal necesaria para su funcionamiento debe añadirse al vaso de la piscina en una concentración de 4 – 6 kg/m³ (6 veces inferior a la del agua del mar) y ésta adición se realiza una sola vez, al llenar la piscina. Únicamente serán necesarias pequeñas reposiciones periódicas, debido a las pérdidas de agua sufridas durante los lavados del filtro.

Circuito cerrado
El tratamiento del agua por electrólisis es un sistema cerrado en el que no hay consumo de sal. Cuando hacemos circular una corriente eléctrica continua por una disolución salina, sobre la superficie de los electrodos de la célula de electrólisis se producen las siguientes reacciones electroquímicas:

 


En esta secuencia de reacciones se produce ácido hipocloroso (HClO), que destruye la materia orgánica y los patógenos, y otros subproductos como el oxígeno activo (O2), que añade un poder desinfectante extra al proceso.

Aplicaciones

  • Desde pequeños equipos para uso en viviendas unifamiliares hasta aplicaciones más comerciales, como piscinas públicas, hoteles, centros deportivos, parques acuáticos, balnearios, acuarios, estanques o fuentes ornamentales.
  • Los sistemas de electrólisis salina disponen de equipos de limpieza automática de hasta 600 g Cl/h, han sido diseñados y fabricados teniendo en cuenta las necesidades específicas de una piscina y permiten la instalación de extensiones de control integradas o en controladores externos, para la regulación de pH, ORP (redox) o Cloro (ppm).

 

Ahorro de agua y energía

Este sistema consigue un ahorro de agua de hasta el 5% del volumen total de la piscina ya que no genera ácido cianúrico residual.

Elimina las cloraminas
Menos irritaciones en la piel, nariz y ojos. La desinfección es más eficiente debido a la acción combinada del cloro y la oxidación electrolítica.

Más seguridad
Reducción drástica de riesgos asociados al transporte, manipulación, almacenamiento y dosificación de productos químicos. Como el cloro se genera in-situ, de forma segura y controlada, se evitan los peligros frecuentes de la dosificación tradicional.

Fácil instalación y funcionamiento
Se puede instalar en cualquier piscina sin necesidad de obras. El sistema genera el cloro necesario de forma automática, sin necesidad de manipular productos químicos peligrosos. Por otra parte, el control pH/ORP integrado garantiza un perfecto estado sanitario del agua de la piscina.

Mantenimiento sencillo
La desinfección se realiza de forma autónoma, sin necesidad de adicionar producto. Esto implica un ahorro neto en los costes de explotación del 20-30% respecto a los sistemas tradicionales, con posibilidad de amortización de la instalación en un plazo de tres a cinco años.